miércoles, 27 de enero de 2010

La Casa de la Penca


Fueron varias las veces que nos arañamos en la penca, por eso le rompimos las espinas de abajo, que eran las que nos arañaban los brazos cuando dábamos la vuelta corriendo en esa esquina, tu tenias como doce años yo tenia trece y me gustabas mucho, me gustaste desde que te vimos bajar de la camioneta de tu papá, esa que estaba llena de muebles y que venia escoltada por otra camioneta, esta de redilas que traía el resto del mobiliario de tu casa, yo pensé que habían comprado la casa o bueno eso quería pensar, esa casa nadie la había habitado un año completo, todos decían que estaba muy deteriorada, y querían quitar la penca, no les gustaba la idea de tener una penca en la esquina de la casa, además no dejaba que crecieran otras plantas, como el dueño no dejaba que la quitaran se conformaban matando a los hijitos del maguey yo una vez me lleve uno a mi casa y ahí lo plante en una maceta, yo quería a la penca me gustaba verla en la noche y a la sombra de sus hojas picudas que con el alumbrado parecían grades espadas, todo mundo se quejaba al dar la vuelta y maldecían, las mujeres decían que les rompía las medias con sus arañazos pero nadie tubo el valor de quitarla.



Cuando te mudaste a la casa de la penca estábamos jugando canicas estaba con el gordo y el Mollete, que era en ese entonces el cuate con el que lavaba los carros de los vecinos, con el me iba los miércoles de tianguis a cargarles las bolsas a las señoras y así sacar dinero para ir en la tarde al cine. Íbamos a ver películas, todos los miércoles veíamos las de terror y las de acción, cuando se descuidaba el vigilante nos cambiábamos de sala, a veces hasta de a tres películas mirábamos, entonces era cuando me iba mal en mi casa, mis papás no me creían que me estaba toda la tarde en el cine y me olían las manos y la boca, me olían hasta la ropa porque pensaban que me iba con el Beto y sus amigos y como decían que ellos fumaban mota, el Mollete si fumaba mota, pero no mucho decía que era como ir al cine pero al acabar la función nunca se acordaba de la película. Cuando te vimos bajar del carro a los dos nos gustaste hasta el Mollete se fue a ayudar a tu mamá ya tu papá a bajar las cosas y pues el gordo y yo tuvimos que ayudarlo, esos trabajos no le gustaban al Mollete decía que era mucha friega y luego pagaban re poquito pero esta vez ni respingo, se porto muy amable con tu mamá, hasta raro se nos hizo ver a ese vago haciéndose el educado y le salió bien hasta le preguntaron si era vecino y el maldito dijo que era de por prados, no quiso que supieran que vivía por las pirámides, porque es una colonia toda jodida donde nomás andan maleantes, después que bajamos todas las cosas el no quiso aceptar el dinero que nos ofreció tu papá, dijo que había sido un placer y que de ninguna manera aceptaría mas que el agua de jamaica que nos había preparado tu mamá.





El Mollete se llamaba Saúl, le decíamos así porque siempre comía Molletes los comprábamos a la salida del cine había salados y dulces el siempre pedía uno de frijolitos con queso y luego uno de cajeta, a mi me gustaban pero no de diario también le entraba a los churros y a los buñuelos en temporada, o me metía salchipulos y refrescos de botella en la chamarra a la entrada del cine, porque adentro todo era mas caro, solo a veces nos dábamos el lujo de comprar palomitas de maíz, pero casi siempre comíamos lo que metíamos de contrabando. Cuando te cambiaste era miércoles, ya que bajamos todo nos pasamos a la cocina a toma agua de jamaica, ahí conocí a tu hermano y le caí bien luego luego, yo le seguí la corriente porque me gustaste tu aunque estaba escuincle tenia como nueve años y luego bajaste tu con tu herma Lourdes y el Mollete se bajo de la silla para que te sentaras, a mi se me hacia muy raro como se portaba porque no entendí que a el también le habías gustado mucho, y el no supo que tu me gustaste a mi, se presento y tu dijiste tu nombre que me pareció de lo mas bonito, Mónica, sonó como a flor o como a perfume, luego dijo el es Fernando pero le decimos Nando siempre andamos por aquí porque nos gusta mucho la casa de la penca y cuando el hermano de Mónica le pregunto y a ti como te dicen dijo que Saúl que todos le decíamos Saúl, a mi me quiso dar risa pero el me hecho esos ojos de pistola con los que miraba cuando esta a tres brincos de romperte el hocico y mejor no dije nada, total pensé mas tarde que temprano ella se va a enterar, si hasta cuando este va a la tienda don Emilio le dice Mollete todos le dicen así. y te enteraste te hizo mucha gracia fue una vez que el Gonzo vino a enseñarnos el dinamo que le puso a su bicicleta fue a buscarnos a la casa de la penca con la luz de la bici prendida, era con un como motorcito que ponía a girar en la llanta de atrás y prendía una lámpara que tenia en el manubrio, así no mas sin necesidad de gastar en pilas, le dijo mira Mollete ahora quien tiene la bici mas chida, hasta con luz y todo, entonces tu dijiste porque te dicen Mollete Saúl, yo nomás vi como se ponía rojo, Saúl te dijo que así le decían desde chiquito y que nunca supo porque, después dijo que iba a la tienda y hasta el otro día supimos que fue a romperle el hocico al pobre Gonzo, no regreso porque no quedo limpio el Gonzo le alcanzo a arañar un cachete ahí muy de pasada, pero no regreso para que no le preguntaras que había pasado. No si el Mollete era bueno pa los trancazos, yo no, pero como siempre andaba con el y era bueno insultando y burlándome de todos yo creo que pensaban que si sabia pelear, y si sabia pero yo creo que era muy lento, o era lento o pegaba despacito, yo que se, pero no me gustaba pelear porque luego hasta cuando ganaba me dolían las manos, además es cosa de enojarse en vez de asustase yo cuando me buscaban pleito a veces no me enojaba y me burlaba y los hacia enojar mas y luego me hacia de los enojados y gritaba y decía mi sarta de peladeces y los asustaba, después les ponía sus coscorrones y ni respingaban, pero hubo veces en que no se asustaban con los gritos y me gritaban también y tenia que pelearme y pues le entraba, casi siempre me ganaban yo pienso que me ganaban porque me pegaban mas veces de lo que yo les pegaba y los trancazos se me marcaban en la piel hasta después de que pasaba mucho tiempo y yo sentía que casi no los lastimaba se iban como si no les hubiera pasado nada, yo también me iba así, pero a mi me dejaban todo aporreado, a veces hasta sangre nos sacábamos, pero yo me la sobria para que no se dieran cuenta, además como soy moreno pues ni se me notaba. Pero al Gonzo si se le noto, duro varios días con el ojo morado y con marcas de golpes en la cara, el Mollete estaba cambiando mucho, era violento pero nunca con los cuates.



Esa noche que ya no regreso, pensé en decirte que me gustabas, que por ti la casa de la penca ahora era mas bonita, pero me puse a hacer bromas y versos en bromas le hice uno al Mollete y tu te reíste, me gustaba cuando te reías se veían tus dientes blancos como granos de elote, y tus labios gorditos, como me gustaban tus labios, siempre tan vivos hacían contraste con tus ojos, escondidos en esas ojeras morenas que los hacían verse alejados y tristes, aunque eran grades y castaños y se enchinaban cuando te reías, me gustaba verte reír quería darte un beso en la nariz y luego uno en la boca, pero no sabia como hacerle, nunca había dado un beso antes, no sabia que cuando dejabas de reírte y entreabrías los labios me estabas pidiendo un beso, a mi me daba miedo el silencio, y salía con otra broma y tu te volvías a reír así estuve todo el rato, bueno hasta como a las diez y media cuando vi que mi madre venia por mí y corrí para el otro lado para que me encontrara en la tienda y tu no la oyeras regañarme, cuando di la vuelta no me fije y me arañe con una espina de maguey y se me rompió la camisa y me salió sangre del hombro pero yo ni me di cuenta, fue cuando llegaba a la casa con mi madre dos pasos atrás recitando su sermón de que la noche es pa los vagos, para los que no tienen ocupaciones al día siguiente, al prender la luz del baño y mirarme en el espejo, cuando vi que el maguey me había hecho un arañazo, y no me importo, me veía feliz como después de ganar una carrera, esa noche me la pase pensando en ti, en cada vez que te reías, en tus labios entreabiertos en tus ojos en tus manos, así dormí pensando en ti.



Fue poco después de los días feriados de Octubre, para ese entonces Saúl y yo apenas nos soportábamos, y eso que nos veíamos todas las tardes, primero lavando autos, después rondándote en tu casa, ya no me daba gusto verlo y cuando trabajábamos apenas y nos hablábamos, ya hacia tiempo que no íbamos al cine juntos, yo había dejado de ir para juntar dinero y llevarte a ti, recuerdo que cuando te lleve pague los dos boletos una bolsa grande de palomitas y dos refrescos, vimos una comedia, no era muy buena pero tu te reías, y luego volteabas a verme cuando te dabas cuenta de que yo nomás te estaba viendo me decías que mirara la película que te sentías rara de que te estuviera mirando todo el tiempo, yo te dije que me gustaba mas verte a ti que a la película y me diste un beso en la mejilla y me quede quieto mirando como se acababa la película, a la salida fuimos a los puestos, te invite a que pidieras lo que quisieras, te pediste unos Molletes yo no quise comer nada no me arriesgue a quedarme sin dinero, entonces te soltaste platicando de cuando ibas al cine con tus amigas de cómo te escondías los refrescos y la comida entre las ropas para no pagarlos mas caros en el cine y de que habías ido el día anterior con Saúl, que desde entonces eran novios, me contaste que en le cine te había pedido que fueras su novia y que le dijiste que si. Te acompañe a tu casa callado, no fue lo mismo verte reír cada carcajada tuya me dolía, me dolía peor que los golpes que me daban en los pleitos, me dolía en la garganta, y me dieron ganas de llorar, te deje en tu casa y me fui sin quedarme a platicar en la cochera tu me dijiste que si no me iba a quedar a hacerte compañía, mientras venia Saúl yo no dije nada, o no me acuerdo de lo que dije, me fui y al dar la vuelta me rasgue con las hojas del maguey, todavía me acuerdo que lo agarre a patadas lo patee hasta que me canse pero no le hice gran daño, así me fui a mi casa adolorido y con la camisa rota manchada de sangre.



Esa tarde teníamos pendiente lavar la camioneta del dueño de la licorería, Saúl me encontró media cuadra antes arrastrando los baldes, venia corriendo y me dijo que le hiciera un favor que lavara yo solo los autos que teníamos pendientes hoy, que me iba a tocar mas dinero pero que el tenia que pasar por una alguien a la escuela, supe que era por ti, ahí que le dije que no, que trabajaba conmigo hoy o que ya no íbamos a trabajar juntos, vi que le molesto me dijo que me dejara de payasadas y entonces lo insulte le dije todas las palabrotas que decía en los pleitos le solté mi repertorio pero no se encabrito, me dijo ahí muere te hablo mejor otro día, que estés de mejor humor, tuve que jalarlo porque ya se me iba y tuve que soltar yo el primer golpe.



Vi llegar la noche en la orilla de mi cama, estaba todo adolorido, recuerdo que al mirarme al espejo me di cuenta de lo que había pasado, me rompió la madre, nunca me habían pegado tanto ni tan bién, pero no era todo su culpa, yo no quería terminar la pelea, pude rendirme al principio cuando me di cuenta de lo rápido que era, sentía sus golpes sin ver de donde salían pero no pare, no me iba a ir sin lastimarlo , y lo lastime, yo se que le coloque buenos golpes empecé a sentir su dolor igual que el sentía el mío, pero no paramos no nos detuvo el ruido de la gente las mujeres que gritaban ¡sepárenlos! ¡sepárenlos que se van a matar!, hasta que nos cansamos, vinieron a separarnos cuando ya solo nos jaloneábamos, recuerdo la mirada de mi madre cuando me suturaban la boca, estaba triste, triste y preocupada, me preguntaba el porque aunque sabia que no podía contestarle con los dedos de la enfermera adentro de mi boca, yo dejaba salir mis lagrimas y no eran tanto del dolor de las heridas, lloraba por ti, por ti y por Saúl, sabia que nada volvería a ser como antes sabia que había perdido en grande, a mi amigo a mi socio y a ti, a ti te perdía sin haberte tenido nunca, me quede en silencio entre dormido, adolorido y triste.



Habían pasado varios meses, ahora trabajaba con mi tío en las tardes en el mercado, desmontando el puesto y volviendo a cargar la camioneta con lo que quedaba de la venta, pero ya no iba al cine, no tenia caso ir solo, sin un amigo con quien discutir la película al final o sin ti, mirándote reír de la nada. Fue cuando supe que se mudaban otra vez de la casa de la penca, pase en la tarde y vi como volvían a llenar las camionetas, no habían durado un año completo y abandonaban el lugar con grandes aspavientos, no me quise quedar a ver, pero en la noche no pude evitar regresar a ver los restos, mire la casa vacía, las ventanas sin cortina y la entrada sin macetas, me fui a sentar al lado del maguey, a rato se sentó a un lado de mi Saúl, había arrancado una espina del maguey y se estaba haciéndose dibujos en la rodilla con el filo de la espina, entonces dijo -nos paso como con la penca nomás nos mallugo-, ¿Quién? -Le pregunte- pues Mónica quien mas había de ser, ella ya se va su papá, consiguió trabajo en Puerto Vallarta, me pidió que le escribiera, pero yo no le voy a escribir, no veo para que, también me hablo de ti, -¿de mi?- me pidió que te diera su dirección por si tu también querías escribirle, y me paso un pedazo de papel con los datos de tu nueva casa en Vallarta, fue entonces cuando se nos ocurrió cortarle las espinas a la penca le cortamos nomás las de abajo que eran las mas grandotas, Saúl atravesó unas con un hilo y se las amarro en el cuello, yo puse una en mi llavero. La tarde siguiente volvimos a lavar autos juntos, y seguimos siendo amigos todavía. Perdóname que no te haya escrito hasta ahora, pero simplemente pensé que no tenia nada que contarte, hasta la semana pasada que arrancaron el maguey, tiraron la penca y la hicieron pedacitos, dicen que el dueño de la casa murió hace un mes y que su hijo va a demoler y volver a construir la casa. Ya me tengo que ir quede de verme con Saúl y con su novia afuera del cine y todavía tengo que pasar por la mía a su casa, sabes a veces todavía platicamos de ti, Saúl fue el que me dijo que cuando dejaste entreabiertos los labios querías que te diera un beso y que de menso no le madrugue y fui tu novio antes que el, espero que tu estés bien y que esta carta te traiga buenos recuerdos claro si todavía vives donde te fuiste a vivir hace diez años.