miércoles, 22 de diciembre de 2010

La foto del Perfil

La vida es parte buscar placer

Y parte hallar dolor

Enrique Bunbury y Nacho Vegas en "El Tiempo de las cerezas”



Paseaba sus ojos por el monitor, la pantalla mostraba un auto, pero no cualquier auto era un BMW Serie uno, sus seis cilindros sus seis velocidades. Recordaba con tristeza los sucesos de ese fatídico viaje. Los contornos plata del vehículo, sus dos manos apoyadas en la puerta y su gesto de suficiencia, había ahorrado muchos años, pero no fue suficiente el dinero que ahorro, tuvo que vender su terreno, la herencia de su padre, sus hermanos le dijeron de todo pero el cumplió su capricho tenía el auto de sus sueños y le faltaban cinco años para cumplir los treinta, el auto de sus sueños… que poco le duro el gusto.

Todo sucedió en el viaje anual de la compañía a la capital de México, el había hecho los meritos suficientes para ganar ese puesto y acababan de hacer oficial su partida en el vuelo de las 7:30, de el siguiente jueves, jugaba con las llaves del auto mientras se cargaban las imágenes que había subido a su perfil, en ese momento vio esa foto. El auto estacionado en la avenida con el decorado navideño de fondo y el al centro recargado en la puerta cerrada del lado del conductor, era lo más lógico en ese momento que fuera su foto de perfil, pero no acabo en eso, la subió también a la página de contactos que también manejaba, esta era una página más frívola (y ya es mucho que decir) que el facebook, mas dedicada a contactar extraños para ligue. Ya había hecho algunas amistades, pero la foto del facebook recibió una veintena de comentarios casi en cuanto la subió. Curioseaba los perfiles de las mujeres que le escribieron los comentarios cuando se topo con ella.

“Princesa Azteca” era el Nick, y sus fotos eran de llamar la atención, su tez morena se veía inmaculada y los contornos de su cuerpo parecían hechos con precisión milimétrica, exudaba sexo y sus comentarios iban de lo mundano a lo atrevido, miro cada foto más de una vez y al salir de su perfil le sorprendió tener endosado a ella un comentario privado, “¿cuando vienes al DF?, cuando vengas llámame y salimos” seguido por su número celular, parecía que los eventos por acontecer estaban destinados a generar el encuentro a gran brevedad, volteo a ver los boletos del avión clavados en el corcho de la oficina, era una oportunidad que no podía dejar pasar.

El Viaje a el DF a la Junta anual fue el pretexto, así que los eventos laborales que tanto solían atraerle, los tomo con cierta displicencia casi con desinterés, parecía que el objeto del viaje fuera conocer a Karen (a estas altura ya conocía el nombre de pila) y los eventos laborales fueran solo un molesto preludio. A la noche del viernes fue invitado como todos los demás a el coctel navideño, invitación que no podía eludir pero a la que solo asistiría unos cuarenta minutos, después de los cuales se excuso y salió a la calle a buscar un taxi, el taxi que lo llevaría a Coyoacán lugar que habían elegido como punto de encuentro, se vieron en el jardín Hidalgo en la fuente de los coyotes, a él no le costó ningún trabajo reconocerla, había memorizado sus rasgos de tanto ver las fotos, que agradable era saber que eran fotos recientes y que contrario a lo que suele pasar en estos casos no defraudaba su belleza, ella lo recibió con una sonrisa y camino a su lado tomada de su brazo como si fueran viejos amigos.

En un lo que el tomo como un gesto de sencillez le pidió cenar en el mercado, reían mientas comían quesadillas fritas rellenas de hongos, él pensaba cuando seria el momento para hacer su movimiento, fue al salir del local de quesadillas que ella en forma de broma le pellizco el trasero. No quedaba duda todo estaba servido para una aventura que contar al regreso. Entonces para cerrar con broche de oro le sugirió ir a “El Hijo del Cuervo”, un bar en las cercanías, donde podrían tomarse unos tragos entonarse y después ir a su hotel.

Lo que ocurrió a continuación lo desconcertó completamente, todavía repasaba ese evento en su mente como la pieza del rompecabezas que faltaba, ahora le resultaba tan evidente, pero en ese momento “hormona mato a neurona”, este es el punto en que pudo cambiar la historia, en este punto se bifurcaban dos opciones: parar o seguir, el resto es historia. Entraron al bar llamando la atención, él la abrazaba y la besaba en las mejillas con aires exagerados, ella reía estentóreamente. El sabia porque llamaba la atención, sabía que provocaba la envidia de cada uno de los comensales masculinos del bar, pero no adivinaba las razones de ella, pidió un par de cervezas de barril con anuencia de ella, comenzó a tomar a grandes tragos y pronto pidió otra, una mas poco después, fue hasta después de la tercer cerveza que noto que su compañera apenas y había tocado su bebida, en ese momento comento casi sin interés – no has tocado tu cerveza se te va a enfriar – su repuesta alcanzo proporciones escandalosas levanto la voz, reclamado un supuesto intento de emborracharla, casi grito que no la malinterpretara, que no era la clase de mujer que el imaginaba, no paraba de vociferar y llamo la atención de todo el bar, salió casi corriendo, el detrás de ella después de dejar un par de billetes de doscientos pesos, siguió tras ella hasta que se detuvo en una barca del parque.

Fuera del bar en la banca del parque dejo de llorar, el seguía parado inmóvil junto a ella con un ansia enorme de escapar, de salir corriendo y abordar el primer taxi que se encontrara, fue en ese momento que ella lo abrazo ocultando el rostro en su pecho, se quedaron así un buen rato, después empezaron a caminar y ella se deshizo en disculpas – no sé qué fue lo que me paso – repetía como disculpa, conto que acababa de terminar un noviazgo con alguien que tenía problemas con el alcohol en el que fue maltratada, ella fue la que insinuó que continuaran esta conversación en el hotel, ella fue quien lo beso apenas se cerró la puerta del ascensor, ella fue quien al ver la botella de tequila en el tocador (regalo navideño de la compañía), la destapo y empino un trago al tiempo que se desabrochaba la blusa con la otra mano para posteriormente tenderle la botella para que el continuara lo que ella empezó.

Las ropas cayeron, ella se dejo caer en la cama frente a él, que no tuvo tiempo para pensar, para entender la incongruencia, el alcohol que fue el detonante de la escena escandalosa de hacía apenas unos instantes, ahora era la herramienta sexual que ella manejaba con maestría. Recostada boca arriba servía trago tras trago en su ombligo, el bebía y se hundía pues estaba sumergido con frenesí, rodeado de sus muslos en ese cuerpo convulso que sin un ápice de timidez provocaba y satisfacía con la misma medida, las imágenes a partir de este momento llegaban en “flasback’s” porque la botella se iba vaciando a una velocidad desmedida, recordaba los aullidos los rasguños, recordaba la intensidad con la que ella demandaba y la voluntad con la que él la servía, – cómeme, muérdeme, aráñame – una violencia orientada, que degeneró en un orgasmo intensó con tintes de Knockout. El sopor llego a su cuerpo con el éxtasis y los calambres de alguien que corre un maratón, alguien que lo corre y lo gana, viviendo su victoria abatido en la cama, hundido en un estado suspendido.

La mañana llego como telón de fondo, él se había despertado mas nunca supo a hora ella salió del cuarto, de inmediato se dirigió hacia la maleta donde guardaba su laptop, sintió una gran satisfacción cuando confirmo que no faltaba nada. Entro al baño y pudo ver un preservativo que grotescamente se asomaba por el bode del bote de basura, lo arrojo al excusado y jalo la cadena, se enjuago las manos, se miro al espejo, las huellas de la batalla eran evidentes los rasguños en su hombro se notaban y los de su espalda se sentían, pero eran para él en ese instante los testimonios de su gesta, en ese momento no pensó que para cualquier forense serian evidencia y estaban en el tanto como en ella en el hueco de sus uñas en las marcas de las mordidas en sus senos en su cuello, el no pensaba en eso el sonreía aun mientras se cepillaba los dientes, no ato cabos de la escena en el bar, donde cada comensal era testigo de un rechazo a sus avances sexuales y la negativa de ella, no lo mortifico el sonido de alguien tocando la puerta, su sorpresa fue absoluta al abrir la puerta descalzo con solo unos pants deportivos viejos que usaba como pijama, se enfrento a un par de policías federales, que lo sometieron con lujo de violencia, armados y con una orden de aprensión – dese preso el cargo es de violación.

Cada entrevista con el abogado de la parte acusadora era una reveladora clase acerca de la naturaleza humana, ya no le sorprendía nada, ya no insistía en verla, ya no se le erizaban los cabellos de la nuca al escuchar los detalles de la declaración de la parte acusadora. Si pensaba en la angustia de su madre, en la molestia de sus hermanos, en lo que le habría sucedido si su padre viviera todavía, pero no podía evitar en algún momento pensar en ella. Todavía en las pausas de la conversación la veía venir a explicar que todo era una confusión, que había sido sexo consensuado, que él no había violado a nadie. Alguna vez pensó que ella se arrepentía de haberle tendido esta emboscada y que retiraba los cargos, otra vez pensó que aun sin retirar los cargos la vería a la salida de la estación, pidiendo una disculpa, tal vez no le hablaría solo lo miraría avergonzada como pidiendo perdón con la mirada.

En la última entrevista con el abogado rival fue flanqueado por su propio abogado, el abogado de la parte acusadora hablaba de el factor tiempo, tendrían que arreglarlo ya, pues estaban a horas de “el acto de formal prisión”, entonces bajo sus naipes, sabemos que no cuentas con mucho pero tienes un auto y lo pagaste a contado, queremos que endoses los papeles, y que nos firmes algunos documentos que nos protegerán si el día de mañana cambias de idea y decides demandar, el abogado defensor sirvió para “bendita sea la cosa”, dar fe y cobrar un sueldo que más bien parecía una comisión por la sucia transacción que seguía a continuación, el resto tuvo un desarrollo bastante rápido, prueba de que la “justicia” puede ser expedita cuando es debidamente aceitada, en cuestión de horas ya estaba libre y regresaba a casa en autobús de segunda, desempleado, meditando frente a la ventana del camión que enmarcaba una noche obscura y lluviosa.

Al llegar a su casa el auto no lo esperaba, dejaron la lona protectora en el piso de la cochera, como amargo recuerdo de lo que fue su orgullo y hoy era el símbolo de su tormento. Tuvo que dar las explicaciones más vergonzosas de su vida tuvo que escuchar los reproches a su falta de sentido común y los consejos “a toro pasado” más obvios y por tanto absurdos, fue hasta que su madre con aire de matriarca dio la orden de “basta” que pudo retirarse a su recamara a lamerse las heridas y rumiar su derrota. Encendió la computadora y entro a sus páginas, trato de cancelar una cuenta no sin luchar con los múltiples intentos del sistema de evitar que abandonara, al final se conformo con borrar sus datos, sus imágenes y bloquear las notificaciones a su cuenta de correo. Después entro a su perfil de facebook, no se molesto en buscar a “Princesa Azteca” sabía que estaría bloqueada su cuenta y que no tenia caso mandarle mensajes que nunca le llegarían. Comenzó a eliminar todas las fotos donde aparecía su auto, es decir el que fuera su auto, hasta terminar con su foto de perfil y fue cuando estaba a punto de salirse que recibió un mensaje de una vieja amiga – ¿por qué quitaste tu foto de perfil?, te vez increíble en ese auto – cerro su Laptop como quien acaba de contar una historia y no quiere entretenerse contando la moraleja.

martes, 25 de mayo de 2010

Voy buscando ese pretexto

Voy buscando ese pretexto/ Intercambiando miradas/ Que nos lleven al contexto/ De tu aroma en mis almohadas


Consintiendo y sin pudor/ Mordisqueándote la espalda/ Bebiéndome tu sudor/ Aun con la boca escaldada

Voy Tramando las jugadas/ Voy deshaciendo el nudo/A fe, al llegar la madrugada /tendré tu cuerpo desnudo

Me encontraré a la mañana/ Al abrir los ojos sin prisa/ Sin escapar de la cama/ Con tu vertical sonrisa

lunes, 10 de mayo de 2010

El Beso

El beso dura en la boca solo un instante y la memoria guarda la sensación

Es tan frágil el momento que en cualquier descuido se evaporara su esencia


¿Quién atesora la memoria de los sentidos, la química y la física de los sentimientos?

Te quise con mis manos, con mis oídos, con los poros, con mi lengua y mi saliva


Hoy lucho contra la erosión de tu recuerdo, contra la traición de mi memoria

Cultivar instantes requiere la paciencia de un faquir, la fe de un santo y la imaginación de un poeta

sábado, 30 de enero de 2010

La higuera

Esta mañana el sonido de la lluvia en las tejas nos retraso a todos, cuando una lluvia es ligera pero pertinaz el sonido que provoca el golpeteo de las gotas de lluvia es arrullador. Así que no encontraron a Javier Garrido hasta las siete de la mañana. Javier era un hombre fuerte, entrando apenas en los cuarenta años que recién llegaba de trabajar en estados unidos, a diferencia de los demás que se fueron como él, llegaba sin dinero y con una cara inundada de tristeza, a nadie le sorprendió encontrarlo, pues cuando llego al pueblo su esposa le reclamo a que regresaba sin dinero y el solo contesto lacónicamente, vine a visitar a la higuera. Fueron unas señoras que iban al mercado las que lo encontraron y quienes de inmediato dieron aviso a Don Evelio, el dueño de la funeraria, quien mando a sus empleados a traer el cuerpo y buscar a su familia para darle sepultura. En cualquier otra población esto habría sido una gran noticia pero aquí estamos ya a habituados a esto. Desde hace más de cinco años la higuera de la calle Nicolás Bravo ha sido el punto de partida de esta vida al otro mundo de tantos habitantes de este pueblo. Todavía se recuerda que el primero en tomar la idea fue don Francisco el cartero. Aquella mañana despertó a los vecinos el llanto desesperado de su mujer, es que don Francisco la dejaba sola en este mundo con media docena de hijos, lo encontraron con su ropa de trabajo, tenía su maleta llena de cartas las cuales abrió y leyó para después volver a meter su respectivo sobre y después a la maleta, pero entre tantas cartas no se encontró una nota suya una despedida o una explicación de este último acto. Todos los que conocíamos a nuestro antiguo cartero sabíamos que su mujer lo engañaba, era dicho popular que no eran suyos ni la mitad de los chamacos que mantenía con su pobre sueldo de cartero. Pero él seguía siendo el marido gris y el empleado postal promedio. Cuando lo bajaron, el jefe de la oficina postal tomo la maleta y sin mediar palabra empezó a repartir los sobres abiertos a sus destinatarios, regreso en la tarde después de cumplido su cometido a participar en el sepelio.

Eso fue harán ya cinco años, pero fue el principio de un suceso que como se repite con tanta frecuencia que se ha convertido en norma en este pueblo, la higuera mencionada es un árbol frondoso lleno de nidos de zanates que está a dos cuadras de la presidencia municipal por una calle que cruza con la principal y que baja al centro, está ubicada dentro de un solar, donde antes había una casa antigua, dicen que fue la casa de uno de los fundadores, un español que llego a América con su familia una esposa y al menos cuatro hijos, y que perdió a todos por causa de la malaria aun antes de terminar la casa donde pensaban vivir, la cual ya no siguió construyendo y su jardín descuidado vio crecer a la higuera, esta que ha acompañado a tantos en su último viaje. Fue apenas una semana después que apareció el siguiente cuerpo. El circo llego al pueblo y paseo por las calles su caravana, el espectáculo como todos los circos incluyo payasos, bestias, fieras enjauladas, toda la parafernalia del circo. La función fue al atardecer, pero la actuación de los payasos fue algo de llamar la atención, uno de los payasos parecía olvidar sus líneas y en una escena donde evidentemente tenía que patear el agrandado trasero de otro payaso que se entretenía agachado, se quedo quieto, al principio callado y después empezó a llorar, camino hacia el lado opuesto lentamente. En ese momento un par de payasos acometió tras de él a patadas y causo la risa generalizada de todo el público, solo algunos pudieron darse cuenta de que lo que estaba pasando no parecía estar en el libreto. A la siguiente mañana para sorpresa de todos, lo encontraron en la higuera con su traje de payaso y su cara maquillada, su figura tenía algo de farsa y algo de tragedia, su cuerpo se quedo en el pueblo y fue sepultado, al día siguiente la compañía circense se marcho temprano para nunca volver.

La higuera siguió atrayendo a aquellos que deseaban acortar sus días, entre ellos estuvo el notario aquejado desde hacía años por una terrible artritis, nadie supo cómo pudo hacer el nudo de laque sería la última de sus corbatas. La solterona del pueblo apareció luciendo una blusa con escote y una minifalda, un atuendo con el que nunca nadie en vida le llego a ver. El panadero tenía harina en la bata cuando lo bajaron, sus ayudantes murmuraban que llevaba días taciturno, desde que el banco le había mandado la notificación de embargo y aunque les decía a los empleados que pelearía hasta el último momento, obviamente acepto su derrota. En muchas ocasiones los que usaban la higuera eran gente de paso esto no sorprendía a la gente porque la fue así casi desde el principio con el mencionado payaso saltimbanqui, en esos casos el municipio corría con los gastos, así que Don Evelio preparaba un austero entierro y prestaba una caja de pino que recogía antes de que el cuerpo fuera sepultado casi siempre envuelto en petate. Pero la historia se continuaba repitiendo con tanta frecuencia que el mismo señor cura empezó a mencionarlo en la misa, reprobándolo obviamente porque para la fe católica esto es pecado mortal, fue unos días después de su misa mas enérgica que el turno de los huéspedes temporales de la higuera le toco al sacristán, a quien encontraron ataviado con sus hábitos como en misa, después de eso el señor cura no volvió a mencionar a la higuera ni a el uso que se le venía dando en sus sermones.

En la presidencia municipal decidieron tomar cartas en el asunto, así que pusieron de guardia a un oficial, eligieron a Buenrostro un hombre que se había dado de baja en el ejército y por su experiencia con las armas fue contratado como policía, pero el cabo Buenrostro fue seducido por la higuera casi de inmediato y a los tres días tuvo que ser bajado del árbol que se suponía vigilaba. Vestía su uniforme de campaña, con las botas recién lustradas y su pistola de cargo. Nadie más volvió a aceptar vigilar ese punto y solo al alba se asomaba el policía que dormía de guardia en la estación, casi siempre llegaba después de que ya había una multitud incluso a veces llegaba después de los empleados de don Evelio, para ayudar con el papeleo. En el pasado verano se contrato a un fuereño, la presidencia municipal empleo a un tipo que decía ser vendedor y que llego con su mercancía a tocar cada una de las puertas de las casas del pueblo, dijo que se llamaba Enrico Serafín y que era de origen italiano, en un enorme camión traía toda clase de cosas él y su ayudante Mateo, que era mudo, se encargaron de vender en menos de un mes el contenido del camión, desde cazuelas hasta jaulas para pericos, toda clase de trebejos, burros para planchar, repisas muebles para los garrafones de agua, cepillos para quitarle la pelusa a la ropa. En fin vendió todo lo que tenía en el camión incluso el camión mismo, y todas las tardes se iba a la cantina a tomar y jugar a la baraja, con tan mala fortuna que en menos de seis meses ya no tenía mercancía ni camión ni dinero y desde luego no tenia ayudante, el mismo ayudante uso la higuera antes de un mes de habitar en el pueblo, Serafín pago a regañadientes los servicios de don Evelio.

Obligado por la necesidad acepto el trabajo de cortar la higuera, recibió un anticipo de cinco mil pesos, de quince mil que fue el trato, porque nadie acepto por menos de eso atentar contra ese árbol, quedo formalmente de hacerlo el lunes siguiente y se retiro al hotel que esta sobre la cantina y donde vivía desde que llego. A la mañana siguiente la lluvia no cesaba, llovía con tanta fuerza que nadie salió de sus casas hasta casi las nueve de la mañana cuando todavía chispeaba, la sorpresa general fue ver que a pesar de la lluvia había tres cuerpos balanceándose en la higuera. Enrico espero a que los bajaran pero la lluvia empezó a arreciar así que quedaron formalmente en continuar al día siguiente. A la mañana siguiente la escena se repitió, la lluvia tenia las calles cubiertas de lodo, y la higuera de nuevo tenia visitantes una vez más eran tres, parecía que ante la noticia de la pronta extinción de la planta la gente del pueblo adelantaba sus planes, a una semana de lluvias intermitentes y multitudinarias visitas a la higuera, Enrico Serafín desistió, se negó a cortar el árbol y como no pudo devolver el anticipo acabó en los separos del cuartel de policía, como a nadie le interesaba que siguiera preso y la presidencia sabía que no podrían cobrarle, lo dejaron ir, por la noche este salió del pueblo como alma que lleva el diablo jurando nunca volver.

Ahora en el sepelio de Javier Garrido, la gente habla bien del occiso como en todos los sepelios. Toman las canelas o el café con piquete en santa paz, ya nadie piensa en deshacerse de la higuera. El médico del pueblo comenta en voz baja que hace años que no atiende a un paciente terminal, además hace tanto tiempo que no da fe de una muerte natural o mejor dicho hace años que morirse en la higuera es muerte natural.

miércoles, 27 de enero de 2010

La Casa de la Penca


Fueron varias las veces que nos arañamos en la penca, por eso le rompimos las espinas de abajo, que eran las que nos arañaban los brazos cuando dábamos la vuelta corriendo en esa esquina, tu tenias como doce años yo tenia trece y me gustabas mucho, me gustaste desde que te vimos bajar de la camioneta de tu papá, esa que estaba llena de muebles y que venia escoltada por otra camioneta, esta de redilas que traía el resto del mobiliario de tu casa, yo pensé que habían comprado la casa o bueno eso quería pensar, esa casa nadie la había habitado un año completo, todos decían que estaba muy deteriorada, y querían quitar la penca, no les gustaba la idea de tener una penca en la esquina de la casa, además no dejaba que crecieran otras plantas, como el dueño no dejaba que la quitaran se conformaban matando a los hijitos del maguey yo una vez me lleve uno a mi casa y ahí lo plante en una maceta, yo quería a la penca me gustaba verla en la noche y a la sombra de sus hojas picudas que con el alumbrado parecían grades espadas, todo mundo se quejaba al dar la vuelta y maldecían, las mujeres decían que les rompía las medias con sus arañazos pero nadie tubo el valor de quitarla.



Cuando te mudaste a la casa de la penca estábamos jugando canicas estaba con el gordo y el Mollete, que era en ese entonces el cuate con el que lavaba los carros de los vecinos, con el me iba los miércoles de tianguis a cargarles las bolsas a las señoras y así sacar dinero para ir en la tarde al cine. Íbamos a ver películas, todos los miércoles veíamos las de terror y las de acción, cuando se descuidaba el vigilante nos cambiábamos de sala, a veces hasta de a tres películas mirábamos, entonces era cuando me iba mal en mi casa, mis papás no me creían que me estaba toda la tarde en el cine y me olían las manos y la boca, me olían hasta la ropa porque pensaban que me iba con el Beto y sus amigos y como decían que ellos fumaban mota, el Mollete si fumaba mota, pero no mucho decía que era como ir al cine pero al acabar la función nunca se acordaba de la película. Cuando te vimos bajar del carro a los dos nos gustaste hasta el Mollete se fue a ayudar a tu mamá ya tu papá a bajar las cosas y pues el gordo y yo tuvimos que ayudarlo, esos trabajos no le gustaban al Mollete decía que era mucha friega y luego pagaban re poquito pero esta vez ni respingo, se porto muy amable con tu mamá, hasta raro se nos hizo ver a ese vago haciéndose el educado y le salió bien hasta le preguntaron si era vecino y el maldito dijo que era de por prados, no quiso que supieran que vivía por las pirámides, porque es una colonia toda jodida donde nomás andan maleantes, después que bajamos todas las cosas el no quiso aceptar el dinero que nos ofreció tu papá, dijo que había sido un placer y que de ninguna manera aceptaría mas que el agua de jamaica que nos había preparado tu mamá.





El Mollete se llamaba Saúl, le decíamos así porque siempre comía Molletes los comprábamos a la salida del cine había salados y dulces el siempre pedía uno de frijolitos con queso y luego uno de cajeta, a mi me gustaban pero no de diario también le entraba a los churros y a los buñuelos en temporada, o me metía salchipulos y refrescos de botella en la chamarra a la entrada del cine, porque adentro todo era mas caro, solo a veces nos dábamos el lujo de comprar palomitas de maíz, pero casi siempre comíamos lo que metíamos de contrabando. Cuando te cambiaste era miércoles, ya que bajamos todo nos pasamos a la cocina a toma agua de jamaica, ahí conocí a tu hermano y le caí bien luego luego, yo le seguí la corriente porque me gustaste tu aunque estaba escuincle tenia como nueve años y luego bajaste tu con tu herma Lourdes y el Mollete se bajo de la silla para que te sentaras, a mi se me hacia muy raro como se portaba porque no entendí que a el también le habías gustado mucho, y el no supo que tu me gustaste a mi, se presento y tu dijiste tu nombre que me pareció de lo mas bonito, Mónica, sonó como a flor o como a perfume, luego dijo el es Fernando pero le decimos Nando siempre andamos por aquí porque nos gusta mucho la casa de la penca y cuando el hermano de Mónica le pregunto y a ti como te dicen dijo que Saúl que todos le decíamos Saúl, a mi me quiso dar risa pero el me hecho esos ojos de pistola con los que miraba cuando esta a tres brincos de romperte el hocico y mejor no dije nada, total pensé mas tarde que temprano ella se va a enterar, si hasta cuando este va a la tienda don Emilio le dice Mollete todos le dicen así. y te enteraste te hizo mucha gracia fue una vez que el Gonzo vino a enseñarnos el dinamo que le puso a su bicicleta fue a buscarnos a la casa de la penca con la luz de la bici prendida, era con un como motorcito que ponía a girar en la llanta de atrás y prendía una lámpara que tenia en el manubrio, así no mas sin necesidad de gastar en pilas, le dijo mira Mollete ahora quien tiene la bici mas chida, hasta con luz y todo, entonces tu dijiste porque te dicen Mollete Saúl, yo nomás vi como se ponía rojo, Saúl te dijo que así le decían desde chiquito y que nunca supo porque, después dijo que iba a la tienda y hasta el otro día supimos que fue a romperle el hocico al pobre Gonzo, no regreso porque no quedo limpio el Gonzo le alcanzo a arañar un cachete ahí muy de pasada, pero no regreso para que no le preguntaras que había pasado. No si el Mollete era bueno pa los trancazos, yo no, pero como siempre andaba con el y era bueno insultando y burlándome de todos yo creo que pensaban que si sabia pelear, y si sabia pero yo creo que era muy lento, o era lento o pegaba despacito, yo que se, pero no me gustaba pelear porque luego hasta cuando ganaba me dolían las manos, además es cosa de enojarse en vez de asustase yo cuando me buscaban pleito a veces no me enojaba y me burlaba y los hacia enojar mas y luego me hacia de los enojados y gritaba y decía mi sarta de peladeces y los asustaba, después les ponía sus coscorrones y ni respingaban, pero hubo veces en que no se asustaban con los gritos y me gritaban también y tenia que pelearme y pues le entraba, casi siempre me ganaban yo pienso que me ganaban porque me pegaban mas veces de lo que yo les pegaba y los trancazos se me marcaban en la piel hasta después de que pasaba mucho tiempo y yo sentía que casi no los lastimaba se iban como si no les hubiera pasado nada, yo también me iba así, pero a mi me dejaban todo aporreado, a veces hasta sangre nos sacábamos, pero yo me la sobria para que no se dieran cuenta, además como soy moreno pues ni se me notaba. Pero al Gonzo si se le noto, duro varios días con el ojo morado y con marcas de golpes en la cara, el Mollete estaba cambiando mucho, era violento pero nunca con los cuates.



Esa noche que ya no regreso, pensé en decirte que me gustabas, que por ti la casa de la penca ahora era mas bonita, pero me puse a hacer bromas y versos en bromas le hice uno al Mollete y tu te reíste, me gustaba cuando te reías se veían tus dientes blancos como granos de elote, y tus labios gorditos, como me gustaban tus labios, siempre tan vivos hacían contraste con tus ojos, escondidos en esas ojeras morenas que los hacían verse alejados y tristes, aunque eran grades y castaños y se enchinaban cuando te reías, me gustaba verte reír quería darte un beso en la nariz y luego uno en la boca, pero no sabia como hacerle, nunca había dado un beso antes, no sabia que cuando dejabas de reírte y entreabrías los labios me estabas pidiendo un beso, a mi me daba miedo el silencio, y salía con otra broma y tu te volvías a reír así estuve todo el rato, bueno hasta como a las diez y media cuando vi que mi madre venia por mí y corrí para el otro lado para que me encontrara en la tienda y tu no la oyeras regañarme, cuando di la vuelta no me fije y me arañe con una espina de maguey y se me rompió la camisa y me salió sangre del hombro pero yo ni me di cuenta, fue cuando llegaba a la casa con mi madre dos pasos atrás recitando su sermón de que la noche es pa los vagos, para los que no tienen ocupaciones al día siguiente, al prender la luz del baño y mirarme en el espejo, cuando vi que el maguey me había hecho un arañazo, y no me importo, me veía feliz como después de ganar una carrera, esa noche me la pase pensando en ti, en cada vez que te reías, en tus labios entreabiertos en tus ojos en tus manos, así dormí pensando en ti.



Fue poco después de los días feriados de Octubre, para ese entonces Saúl y yo apenas nos soportábamos, y eso que nos veíamos todas las tardes, primero lavando autos, después rondándote en tu casa, ya no me daba gusto verlo y cuando trabajábamos apenas y nos hablábamos, ya hacia tiempo que no íbamos al cine juntos, yo había dejado de ir para juntar dinero y llevarte a ti, recuerdo que cuando te lleve pague los dos boletos una bolsa grande de palomitas y dos refrescos, vimos una comedia, no era muy buena pero tu te reías, y luego volteabas a verme cuando te dabas cuenta de que yo nomás te estaba viendo me decías que mirara la película que te sentías rara de que te estuviera mirando todo el tiempo, yo te dije que me gustaba mas verte a ti que a la película y me diste un beso en la mejilla y me quede quieto mirando como se acababa la película, a la salida fuimos a los puestos, te invite a que pidieras lo que quisieras, te pediste unos Molletes yo no quise comer nada no me arriesgue a quedarme sin dinero, entonces te soltaste platicando de cuando ibas al cine con tus amigas de cómo te escondías los refrescos y la comida entre las ropas para no pagarlos mas caros en el cine y de que habías ido el día anterior con Saúl, que desde entonces eran novios, me contaste que en le cine te había pedido que fueras su novia y que le dijiste que si. Te acompañe a tu casa callado, no fue lo mismo verte reír cada carcajada tuya me dolía, me dolía peor que los golpes que me daban en los pleitos, me dolía en la garganta, y me dieron ganas de llorar, te deje en tu casa y me fui sin quedarme a platicar en la cochera tu me dijiste que si no me iba a quedar a hacerte compañía, mientras venia Saúl yo no dije nada, o no me acuerdo de lo que dije, me fui y al dar la vuelta me rasgue con las hojas del maguey, todavía me acuerdo que lo agarre a patadas lo patee hasta que me canse pero no le hice gran daño, así me fui a mi casa adolorido y con la camisa rota manchada de sangre.



Esa tarde teníamos pendiente lavar la camioneta del dueño de la licorería, Saúl me encontró media cuadra antes arrastrando los baldes, venia corriendo y me dijo que le hiciera un favor que lavara yo solo los autos que teníamos pendientes hoy, que me iba a tocar mas dinero pero que el tenia que pasar por una alguien a la escuela, supe que era por ti, ahí que le dije que no, que trabajaba conmigo hoy o que ya no íbamos a trabajar juntos, vi que le molesto me dijo que me dejara de payasadas y entonces lo insulte le dije todas las palabrotas que decía en los pleitos le solté mi repertorio pero no se encabrito, me dijo ahí muere te hablo mejor otro día, que estés de mejor humor, tuve que jalarlo porque ya se me iba y tuve que soltar yo el primer golpe.



Vi llegar la noche en la orilla de mi cama, estaba todo adolorido, recuerdo que al mirarme al espejo me di cuenta de lo que había pasado, me rompió la madre, nunca me habían pegado tanto ni tan bién, pero no era todo su culpa, yo no quería terminar la pelea, pude rendirme al principio cuando me di cuenta de lo rápido que era, sentía sus golpes sin ver de donde salían pero no pare, no me iba a ir sin lastimarlo , y lo lastime, yo se que le coloque buenos golpes empecé a sentir su dolor igual que el sentía el mío, pero no paramos no nos detuvo el ruido de la gente las mujeres que gritaban ¡sepárenlos! ¡sepárenlos que se van a matar!, hasta que nos cansamos, vinieron a separarnos cuando ya solo nos jaloneábamos, recuerdo la mirada de mi madre cuando me suturaban la boca, estaba triste, triste y preocupada, me preguntaba el porque aunque sabia que no podía contestarle con los dedos de la enfermera adentro de mi boca, yo dejaba salir mis lagrimas y no eran tanto del dolor de las heridas, lloraba por ti, por ti y por Saúl, sabia que nada volvería a ser como antes sabia que había perdido en grande, a mi amigo a mi socio y a ti, a ti te perdía sin haberte tenido nunca, me quede en silencio entre dormido, adolorido y triste.



Habían pasado varios meses, ahora trabajaba con mi tío en las tardes en el mercado, desmontando el puesto y volviendo a cargar la camioneta con lo que quedaba de la venta, pero ya no iba al cine, no tenia caso ir solo, sin un amigo con quien discutir la película al final o sin ti, mirándote reír de la nada. Fue cuando supe que se mudaban otra vez de la casa de la penca, pase en la tarde y vi como volvían a llenar las camionetas, no habían durado un año completo y abandonaban el lugar con grandes aspavientos, no me quise quedar a ver, pero en la noche no pude evitar regresar a ver los restos, mire la casa vacía, las ventanas sin cortina y la entrada sin macetas, me fui a sentar al lado del maguey, a rato se sentó a un lado de mi Saúl, había arrancado una espina del maguey y se estaba haciéndose dibujos en la rodilla con el filo de la espina, entonces dijo -nos paso como con la penca nomás nos mallugo-, ¿Quién? -Le pregunte- pues Mónica quien mas había de ser, ella ya se va su papá, consiguió trabajo en Puerto Vallarta, me pidió que le escribiera, pero yo no le voy a escribir, no veo para que, también me hablo de ti, -¿de mi?- me pidió que te diera su dirección por si tu también querías escribirle, y me paso un pedazo de papel con los datos de tu nueva casa en Vallarta, fue entonces cuando se nos ocurrió cortarle las espinas a la penca le cortamos nomás las de abajo que eran las mas grandotas, Saúl atravesó unas con un hilo y se las amarro en el cuello, yo puse una en mi llavero. La tarde siguiente volvimos a lavar autos juntos, y seguimos siendo amigos todavía. Perdóname que no te haya escrito hasta ahora, pero simplemente pensé que no tenia nada que contarte, hasta la semana pasada que arrancaron el maguey, tiraron la penca y la hicieron pedacitos, dicen que el dueño de la casa murió hace un mes y que su hijo va a demoler y volver a construir la casa. Ya me tengo que ir quede de verme con Saúl y con su novia afuera del cine y todavía tengo que pasar por la mía a su casa, sabes a veces todavía platicamos de ti, Saúl fue el que me dijo que cuando dejaste entreabiertos los labios querías que te diera un beso y que de menso no le madrugue y fui tu novio antes que el, espero que tu estés bien y que esta carta te traiga buenos recuerdos claro si todavía vives donde te fuiste a vivir hace diez años.

jueves, 21 de enero de 2010

El Mitómano

Nunca dejes a un hombre enojado solo con sus pensamientos… se le van a ocurrir puras pendejadas - Dijo la abuela Isela. Su madre salió de la casa ofendida, con el chiquillo, jalándolo del brazo estirándolo a los límites de la física, Fabián volvió a ver a la abuela muy seria en el dintel de la puerta, pues la inercia lo puso de espaldas con su madre por un instante, caminaron a de regreso a casa, su madre iba hablando sola – mi propia madre – decía para sí – ¡mi propia madre se pone de su parte! – caminaron unas cuadras mas y en la esquina de la cuadra se detuvo, dio vuelta a la derecha en vez de seguir hacia a la casa propia, rumbo casa de su prima, lloro en sus brazos un par de horas, tomaron café, hablaron mal de los hombres en general y después en particular de los que cruzaron por sus respectivos caminos. Fabián sentado en el piso jugaba con unos cucharones que le fueron prestados como improvisados juguetes, atento escuchaba cada detalle mientras fingía seguir jugando con sus improvisados instrumentos. Todavía recordaba ese día, le parecía el ultimo recuerdo real de su existencia. Cuando llegaron esa noche se enfrento a la realidad de ser a partir de ese día un hijo sin padre. Porqué su padre no regreso nunca, dejo una nota en el refrigerador. Una nota que él nunca leyó, de la cual imagino tantas veces su contenido.

No podía recordar sus primeras mentiras, fue un niño huraño, que escuchaba más de lo que hablaba, quien lo conoció después no lo creería. Pero esa personalidad, “el fuera de lugar” al que nadie notaba, le permitió coleccionar historias, esas mismas historias que alguna vez contaría como propias, aderezadas con situaciones de mentiras con conexiones a otras historias, para formar una cadena de mentiras, esas mentiras que formaron su pasado que lo definieron, un personaje de mítico. Su adolescencia la paso fingiendo ser otro, no entendía todavía por completo el complejo poder de la mentira. Caía en excesos y olvidaba la conexión de lo dicho antes con lo reciente, así se contradecía y se volvía victima fácil de quien presta un poco de atención, además no tomo en cuenta que la gente que duda se informa, va a la fuente y descubre la mentira que expone al ridículo a quien la profirió, aprendió también que las mentiras no podían ser tomadas de las películas, de las revistas o de los libros, ya que siempre se corría el riesgo de que alguien encontrara la referencia, tomaba ideas, pero estas eran cambiadas hasta ser plagios prácticamente imposibles de rastrear. Fueron largos años de aprendizaje y en estos triunfaron sus primeras mentiras, que no pudieron ser desveladas, comenzó a contar historias de su padre, a quien apenas recordaba. Lo hizo testigo protegido, criminal fugitivo, héroe de guerra, espía internacional. Algunos no le creían, al principio las historias eran difíciles de tragar, pero con el tiempo aprendió a ser consistente. La gente le empezó a creer, el problema es que lo conocían. No podía ahondar demasiado en sus fantasías mitómanas, pero al paso del tiempo fue conociendo nueva gente que no sabía nada de su pasado, así se forjo un pasado de mentiras, toda una vida de novela y cuando salió la oportunidad de trabajar en otro estado, no cabía de felicidad. Al fin iría a un sitio donde nadie lo conocía, donde todo lo que dijera podría ser tomado como realidad.

En Aguascalientes conoció a Karina, ella lo entusiasmo desde un principio pero jamás lo tomo en serio. A ella le gustaban dos cosas: el dinero y el poder, las dos estaban en manos de Juan Carlos Salvatierra, el se estaba haciendo un nombre en el cartel Valenzuela. “El Salva” tenia buena reputación y mejor relación con los Valenzuela. Ellos confiaban en él. Juan Carlos pronto hizo amistad con Fabián, una vez llego a una cena en un mesón en la que le pidieron a Fabián que contara sus aventuras, conto aquella en la que recibe tres balazos en una sola pierna, la bala de la pantorrilla entro y salió, con un torniquete improvisado con sus calcetines se vendo y regreso al tiroteo ahí lo volvieron a herir en el muslo, la bala entro y salió, esta vez el vendaje se lo hizo desgarrándose la camisa. Regreso al final cuando ya todos corrían para recibir el ultimo impacto que por cuestiones de adrenalina no sintió, pasaron dos semanas para que se diera cuenta, cuando en una sesión amatoria tuvo un espasmo de dolor, porque traía alojada en una nalga una bala de .9mm. ¡Y el que había pensado que había sido un rozón! Esta era una de tantas historias, todas falsas que contaba con los amigos, mientras la contaba no pudo evitar ver la mano de Karina acariciando a la de Salvatierra. Pero nada podía hacer, había dejado su trabajo decente mal remunerado por el de asistente de sicario y Salvatierra era nada menos que su jefe, y pensar que él fue quien le presento a Karina. Ella entretuvo a Salvatierra un par de meses, después la termino abruptamente, Fabián fue testigo del brutal trato que “el Salva” le dio en las últimas borracheras, cuando la humillo en público y la abofeteo en su presencia, solo pudo rechinar los dientes y apretar los puños. El sabia su lugar y ni el amor o lo que fuera que sentía por Karina pudo cambiar la escena, se retiro cubriendo las espadas de su tiránico jefe.

Regresó a Guadalajara, al sepelio de su abuela Isela, a ver llorar a su madre desconsolada, pidiendo perdón a su Madre muerta por el abandono. No encajó aquí, por no dejar contó historias a sus primos de su falso trabajo ejecutivo. Pero sin la pasión que solía ponerle a sus relatos falsos, no sentía interés alguno en ser creído por los demás, solo esperaba dejar tranquila a su madre para poder regresar a Aguascalientes, su jefe estaba en Guadalajara de negocios y en un par de días regresaría con él. Su madre se acercó y le pidió al oído tomándolo del brazo y llevándolo a un lugar más apartado, que se dejara de mentiras – aquí todos te conocen, así no hagas el ridículo, estamos aquí por tu abuela, no por ti – se retiro molesto. Al día siguiente fue al hotel a buscar a Juan Carlos pero ya no lo encontró con vida, él y su sequito ya estaban muertos. La policía interrogaba al que se aceraba, así que guardo prudente distancia, perdido entre los mirones que trataban de averiguar porque había tantas patrullas y tantos agentes en el restaurante del hotel. En su casa materna espero, no sabía a dónde ir, no era fácil regresar sin su jefe, no sabía quien se había quedado a cargo de sus funciones, hasta que el jarocho fue a buscarlo. Lo encontró tomando en un Tugurio de la calzada. Sentado en mesa su mesa de pista lo encontró con una bailarina sentada en sus piernas, el había ido al baño y al regresar el jarocho estaba ahí, lo miro sin sorpresa y le dijo – pedí un whiskey, ya sabes que a mí no me gusta la cerveza – la dama se levanto como si estuviera esperando su presencia para iniciar la retirada, el jarocho deslizo un billete por sus manos – el patrón está contento, demostraste tu lealtad, pero prende tu celular que ya nadie te está buscando y regresa a reportarte, que hay nuevos encargos para ti – lo miro y le extendió una sonrisa, sus dientes pelones contrastaban con el moreno intenso de su piel, se levanto y se fue.

La sangre de Fabián estaba helada, había cometido lo que podría haber sido un grave error, su celular se descargo y en el sepelio lo puso a cargar apagado y cuando supo de la muerte de Salvatierra, no se atrevió a volverlo a encender. Regreso con prisa a casa encendió su celular y paso ver las llamadas perdidas, todas de Salvatierra, observo el registro eran de el día de su muerte. Después leyó los mensajes: “lleva a S al restaurante de la PB” - “Pon a S en la ventana” – “ok, Piérdete unos días no caigas lejos del árbol”. Todos los mensajes firmados con la clave de V4, ¡no podía creer su suerte!.

De regreso en Aguascalientes supo que Salvatierra había cambiado de bando, que fue a Guadalajara a negociar los términos de su nueva filiación y que negociaba con esa banda con nombre consonante las condiciones de un trato para ceder territorio. Su error salvo la situación, no hubiera tenido la sangre fría para llevar al restaurante a su Jefe, le tenía un temor que lo paralizaba, Salvatierra lo habría notado en sus ojos, lo habría obligado a escupir todo lo que sabía, todo se habría echado a perder y a estas horas el seria cadáver, su habilidad para mentir se limitaba a casos en los que no tenía ninguna presión, era débil y lo reconocía. Habían confiado en el, los otros dos que acompañaban al Salvatierra eran sus leales desde la infancia, lo idolatraban, nadie habría pensado en pedirles lo que a él le pidieron, eran sus guaruras más leales y estaba implícito que eran parte de la escisión. Pero las circunstancias lo ayudaron y su regreso triunfal a Aguascalientes lo celebraría con una nueva mentira. Esta sería una epopeya la historia del embuste perfecto, de cómo convenció a salvador, cómo asigno la silla, su engaño final para estar fuera de la escena en el momento del crimen, su coartada perfecta, lo único que hubiera sido mejor – dijo a sus oyentes - es que los jefes hubieran tenido la confianza de pedirle a él ser el ejecutor.

La siguiente vez que vio a Karina todo fue distinto, ella lo miraba con admiración, encontró en él a su caballero de armadura brillante. Salieron a cenar a los pocos días, la lengua de Fabián se soltó – ¿sabes porque lo hice?, era mi jefe y pude haberle sido leal hasta la muerte, pero te hizo daño y yo eso nunca pude perdonárselo - conto entonces una de sus historias, la de su anterior novia aquella que vivió en Guadalajara y la razón por la que se fue de ahí - ella murió de larga enfermedad, pero la ame con toda mi alma – dijo a Karina con seriedad - ahora está enterrada en el panteón de Belén y literalmente parte de mi esta en esa tumba pues en mis esfuerzos por evitar su muerte le trasplantaron mi riñón, que comparte con ella esa tumba – Karina se entrego a él con tal pasión que le dio la seguridad que nunca había tenido. Su carácter empezó a mostrar una fuerza y determinación nueva que contrastaba con la figura gis que siempre había sido, y empezó a coordinar, a mandar gente a hacerse notar en la organización, ahora le temían y le respetaban y los Valenzuela confiaban en el.

Pero en el fondo eran todavía endebles los cimientos de su personaje y Karina por su cercanía fue la primera que lo descubrió, le hizo notar las inconsistencias de sus mentiras el contaba tantas historias de sus balaceras y no guardaba en su cuerpo ninguna herida, las explicaciones de cirugías cosméticas para evitar su reconocimiento no lo convencieron ni a el mismo. Y el día que se enfermo de los riñones no tuvo argumentos para justificar el hecho de tener un par. Al dejar de creerle le empezó a faltar el respeto y en la peor de las ironías le empezó a mentir, ni siquiera se esforzó por tramar buenas mentiras, al poco tiempo, para evitar seguir siendo el hazmerreir de propios y extraños la tuvo que dejar ir, el daño ya estaba hecho, todo mundo sabía de sus infidelidades. En congruencia con sus tantas historia el debería haberla matado, pero él no era así, no tenía sangre fría.

La segunda visita del jarocho fue otra vez en una cantina, esta vez de Aguascalientes, el mismo molesto sistema, lo encontró en su mesa al salir del baño bebiéndose un whiskey, y sonriéndole como idiota – van a venir por ti – ¿quiénes? – Pregunto Fabián angustiado – los federales - respondió el jarocho taciturno - necesitan aprender a un capo y los jefes decidieron que vas a ser tú, esta va a ser tu prueba de fuego, no va a ser algo fácil como lo de Guadalajara, te van a juzgar y te van a hallar culpable - Esta vez se quedo, bebieron juntos una botella y en los últimos tragos Fabián lloraba desconsolado – no te preocupes no nos vamos a olvidar de ti vamos a ayudar a tu familia y con suerte saldrás en el próximo sexenio. El juicio duro poco menos de seis meses, por desgracia entre los agravantes estuvieron muchas historias de crímenes que solo existieron en su imaginación, pero que a estas alturas eran del dominio popular, por obvias razones no pudieron ser comprobadas pero afectaron su imagen para poder presentarlo como un sicario, la prensa comentaba las historias de tantos tiroteos en que participo y de tantas muertes que debía. Delitos contra la salud y portación de armas exclusivas del ejército fueron los únicos delitos comprobados, pero los fiscales prometieron que harían extensas investigaciones para probar los demás delitos de su pasado. Al ingresar al reclusorio se sintió resignado recordó las últimas palabras que le dijo el jarocho a la salida de la cantina – ¿crees en las coincidencias? – sí, contesto balanceándose pero sin ninguna duda – no deberías, ¿recuerdas aquella vez en Guadalajara, cuando nos encontramos en el congal?, me habían enviado a seguirte. Iba a matarte si hacías alguna pendejada.

domingo, 17 de enero de 2010

El Asesino

Ave María Purísima – sin pecado concebida- padre acusome de esto, acusome de aquello, padre peque de pensamiento, de obra, envidio, deseo, odio, miento. Esto es todos los días, el padre Marcial escucha, regaña condena, prepara un sermón que sabe que no dará. Que más quisiera que andar en el monte con los demás echando tiros, pero la guerra se lo encontró viejo y cansado, algunas veces acompaño al mensajero al campamento. Entre el frio del viento, el calor de la gente y el ambiente festivo, ahora regresa al pueblo, no puede ir a su iglesia no puede usar sotana, todo se hace a escondidas. Ahí lo buscan padre - Dijo un chiquillo – el tomaba café con doña Agripina y se espantaba el sueño con el calor de la taza - ¿quién es? - pregunto ya muy tarde, el chiquillo había salido disparado jugueteando con otros niños, en la puerta aparecía la figura agigantada de un hombre de unos cuarenta años con la barba de una semana y el paliacate mugroso alrededor del cuello camisa blanca percudida y pantalón caporal raido de la parte de abajo donde se apreciaban sus dedos reventados que emergían de los huaraches.

Vengo a confesarme – ya no hay sacerdotes, los prohibió el gobierno – yo se que usted es cura, lo sé y no me importa lo que diga el gobierno – de dónde vienes hijo – de aquí abajo del capulín – ¿cómo te llamas? – Antonio, Antonio Romero – ahh ya, eres el hijo de don Nicolás Romero, lamento su pérdida también la de tu hermano Toño, pero vamos caminando allá en la huerta le seguimos – los fríos padre, pase a los pies de sus camas más de un mes, vendí hasta la última borrega, y deje en prenda el ranchito de la cuesta, que tan buen maicito daba – no te vi en el sepelio – estaba enojado padre – ¿con quién? – Con Dios – Ave ¡María purísima! – he pecado padre, desde ese día no he dejado de pecar. Yo fui quien mato a don Úrsulo – El prestamista – ¡el usurero! – todos tenemos nuestro lugar, dios nos lo dio como le dio su lugar al gavilán y a la paloma – perdone padre pero íbamos a perderlo todo, mi madrecita estaba sola, desde que mi hermana se largo con ese arriero, solo le quedaba yo y no iba a dejar que nos quitaran todo, después le prendí fuego a la casa de don Úrsulo, no quise matar también a su mujer, pensé que andaba en el novenario, quería quemar sus papeles no sabía que ella estaba adentro dormida cansada por la desvelada de los velorios, tal vez fue mejor así – como te atreves a decir eso - ella era la única que quedaba que sabía de las letras que le habíamos firmado a su marido. Pensé que todo había acabado, nadie lo supo – y tu conciencia – yo estaba enojado, no escuchaba a nadie, mucho menos a mi conciencia – pero la casa de don Úrsulo era muy grade como es que ardió entera - la gente no quiso apagar el fuego, yo los vi tras los madroños donde me escondía, yo creo pensaron que era mejor así, que se quemaran todos los papeles pues todo mundo le debía algo a ese señor.

Eso fue hará dos años, ¿por qué vienes hasta ahora? – Porque se ha muerto mi madre – Dios la tenga en su santa gloria – y poquito antes de eso he vuelto a matar – a quien mataste esta vez – no lo conozco, solo sabia su nombre. Estando en la cantina de Cipriano, llegaron dos tipos, yo ya estaba borracho recargado en la barra cuando los oí decir – se va a armar la gorda cuando llegue el mentado licenciado - escuche que el tal licenciado era el tenedor de libros de don Úrsulo y que traía todos los papeles de los prestamos, que por eso siempre don Úrsulo nos hacia firmar un duplicado, para que este señor lo conservara y que vendría a ver al ahijado de don Úrsulo un chamaquillo que ya había llegado a la mayoría de edad. Para que este cobrara las deudas, clarito escuche que lo esperaban el lunes, que venía de Zapotlanejo y que se llamaba Hernán Jiménez, nadie me hacía caso a mí, ya andaba muy ahogado y apenas me notaron cuando me Salí tambaleando, así que fui a esperar en el camino en la pura entrada la madrugada del lunes. Sabía que llegaría temprano ya nadie viaja de noche, por miedo a los cristeros – soldados de Cristo – si pues padre, y a los federales. Lo encontré como a las nueve adelantito del puente de calderón, ya había visto pasar a otros pero era gente conocida, a este se le notaba lo fuereño y lo estiradito, venía a caballo en un cuaco tordillo. Desde atrás de unas pencas le apunte y le marque el alto. - ¿Quien vive? - le grite, el pa’ pronto saco un papelito y me dijo – vengo en paz traigo salvoconducto, soy el licenciado Hernán Jiménez, yo le jale al gatillo le apunte a la boca y le di arribita de la nariz, cayó como costal, me le acerque pero ni hizo falta rematarlo lo vi en el último estertor con un agujerote en la cara, le agarre el caballo y revise la maleta que traía, llena de papeles, pensé: esto son, no hice el esfuerzo de leerlos yo soy malo para eso y ni los habría entendido, me jale el caballo para abajo de la barranca, a penas bajamos le tumbe la silla y el freno lo mande a correr por la barranca. Ahí queme todo el montón de papeles. Y me vine rodeando los pueblos para salir atrás acá por paredones.

Al regresar me fui a la cantina, me hice el borracho. Vi como llego la gente diciendo que los rebeldes habían matado a un fuereño, que le quitaron el caballo y el dinero que traía en un sobre en la maleta – ¿y tú qué hiciste con el dinero? – nada, como ve padre que queme todo incluso el dinero por no revisar, que eran más de cincuenta pesos en billetes, que no traía monedas – y culparon a los Soldados de Cristo de tu crimen - pues si a la gente le convenía eso, pues todos éramos sospechosos, todos los que estábamos en esos papeles, además unos días después vieron a uno de los rebeldes montado en el tordillo. Yo me fui para la casa llevaba dos meses fuera emborrachándome y jugando gallos – de donde traías dinero – había vendido la mezcalera, desde que se murió don Úrsulo, me había puesto a vender y vender tierras antes de que alguien apareciera con las letras y nos quisiera quitar todo, me detuvo mi hermana que había regresado ya casada con el arriero y con un chamaquillo como de dos años – te lo estas tomando todo - me dijo - ya no vas a vender más las tierras de mi madre - su marido las dividió me dejo la loma pelona y la mezcalera, a la loma ni quien la quiera la tierra es dura se te atora el azadón y sacas puro tepetate, así que vendí la mezcalera, y me compre unos gallos con los me vine para Acatic a las fiestas patrias para jugarlos. El caso es que regrese a mi casa nomas para enterarme que mi madre había muerto hacia ocho días, salió mi cuñado nomas para decirme que ya no era bienvenido, pensé en sorrajarle un tiro pero salió mi hermana y vi que esperaba otro chamaco, me reclamo que cuando se puso mala mi madre no me encontraron y que cuando murió fueron a buscarme a paredones donde le dijeron que andaba de borracho pero, no me encontraron. Así que mejor me di la vuelta. Estuve pensando y me acorde de Dios le pedí perdón llorando andando por la barranca comiendo jícamas y verdolagas, como animalito padre, hasta que llegue de vuelta aquí a paredones, lo vi pasar y me acorde de usted, mi madre me dijo alguna vez que usted me bautizo. Así que vine a buscarlo a confesarme y a pedirle penitencia dígame que hacer padre, que yo ya no sirvo para nada usted fue mi ultima opción antes de pegarme un tiro – cállate blasfemo que eso es pecado mortal – las últimas palabras de Antonio fueron con lagrimas en los ojos, el padre Marcial se conmovió.

Doña Agripina sírvale algo de comer a este señor que se está muriendo de hambre – claro que si padre. Antonio Romero Empezó a comer con las manos, no se espero a que llegaran las tortillas, se limpiaba la cara con las mangas, el padre Marcial lo veía detenidamente, estaba flaco pero se alcanzaba a notar que era un hombre hecho y derecho, a pesar de estar castigado por los excesos y el hambre. Espero a que terminara de comer, se levanto y camino hacia la huerta, Antonio dio las gracias se excuso y se fue siguiendo al padre – lo que tú has hecho es grave – lo sé, soy un asesino – deja de eso hijo renegaste de dios. En quien confiaste cuando se enfermo tu padre y tu hermano – en la ciencia, en un medico, fuiste contra la voluntad de dios y renegaste de su voluntad cuando él los llamo a su seno, ¿llamaste al doctor Ramírez? – es el único que conozco – ¿sabes lo que anda diciendo de mi?, ¿y de la iglesia?, ¿no dice que somos unos ladrones y que le vendemos a la gente falsas esperanzas?, ¿que hizo por ti?, Además de quitarte tu dinero y encima dejar que murieran tu padre y tu hermano – Nada padre - ahora vienes con a pedirle a dios perdón, ¿sabes que tu madre, tu padre y tu hermano están sufriendo sabiendo que pavimentaste tu camino al infierno y que nunca alcanzaras la gloria de Dios? – si padre – quieres alcanzar el perdón divino – claro padre, póngame penitencia – no se trata de eso hijo, no sé cuantos rezos son suficientes para que dios perdone tu desacato – ¿qué hago entonces padre? – ¿qué puedes ofrecerle a dios? – nada me queda padre, solo la loma pelona y esa no le sirve a nadie pero es suya si usted lo acepta, que hagan un capilla o lo que sea que sirva a la iglesia de nuestro señor – bien sabes que el gobierno anda cerrando iglesias ¿qué te hace pensar que nos dejaría construir una capilla nueva?, tienes algo que ofrecer y ese algo eres tú – ¿yo padre? – si tu, tu puedes ofrecerte a dios y ofrecerle tus habilidades – ¿cuales habilidades? – Esa habilidad que tienes para matar personas – ¿qué dice padre? – vete con los soldados de Cristo, ayúdales a salvar la iglesia de nuestro señor, gánate tu salvación hijo mío – lo que usted me diga padre – te quedas a dormir acá, veré que doña Agripina te preste un cuarto, el viernes saldrás con un mensajero para pegueros el sabe donde están los hombres, te voy a enviar con algo de dinero y tal vez parque, te presentas con el General Urbano Romo, le dices que yo te mando.

El viernes al alba salió con un burro cargando de armas y parque, siguiendo a un chiquillo de escasos doce años, saliéndose pronto del camino atravesando cerros buscando a los hombres del general urbano - ¿Quien vive? - Gritaron desde la cañada – vive Cristo rey – contestaron al tiempo Antonio y el chiquillo, se asomo un hombre de detrás de unas piedras y dijo – es por acá, ¿Quién te manda? – me manda el padre Marcial, vengo a ponerme a las ordenes de mi general Urbano Romo – entregaron las armas comieron unos pedazos de cecina, el niño se regreso al pueblo, Antonio fue presentado, no había caballo para el solo una 30/30 y un par de cananas, tomo el arma y se puso a limpiarla. Era mejor que su máuser que había dejado en el cerro cuando salió por última vez de su casa. Anduvieron de un lado a otro evadiendo a las tropas del ejército, de cuando en cuando se les unía algún lugareño y con frecuencia recibían a niños pequeños como el que lo llevó a él, que recogían y entregaban recados y correspondencia. Se fueron rumbo de Yahualica subían al cerro de la campana cuando se toparon a los federales - ustedes de la primera fila se quedan a defender la posición y nos cubren la retirada – sentencio el hombre al mando, Antonio Romero se pertrecho en un risco y apunto a la cuesta los demás hombres se fueron a la derecha a la orilla del camino amarraron tres caballos a un mezquite para utilizarlos en la huida eran diez contándolo a él, intercambiaron pronto tiros mientras unos disparaban otros de los federales empezaron a subir la cuesta. Antonio los espero no les disparo al momento que pudo percibir las siluetas, dejo que se acercaran hasta tenerlos casi a boca de jarro, se acomodo el parque a mano mientras esperaba el momento de disparar. En tanto los demás rebeldes ponían tierra de por medio. El seguía al acecho apunto a los soldados de la orilla izquierda para que a los primero tiros se cubrieran a su derecha donde solo había un muro de piedra, alguien volvió a gritar – ¡viva Cristo rey hijos de su tal por cual! – y el empezó a disparar, los primeros sucumbieron de inmediato, pero pronto los demás se agazaparon en las piedras y se tiraron al piso, Antonio no dejo de disparar, el cañón ya estaba muy caliente cuando se acabo el último cartucho que hizo trizas un pedrusco detrás del que se encontraba el cuerpo muerto de un soldado, fue un disparo en vano no hubiera servido de nada de haber acertado - Padre en tus manos encomiendo mi espíritu – dijo para sí al tiempo que volteo a donde habían amarrado los caballos solo para descubrir que ya no estaban, los que si estaban eran un par de compañeros muertos y otros dos heridos. Los federales los habían rodeado y llegaban por atrás, Antonio se tiro al piso escondiendo la mitad del cuerpo en el hueco que había entre dos piedras, y vio como remataban a sus compañeros heridos con varias descargas como tiros de gracia, detrás de si escucho gritar – aquí hay uno Vivo y se me hace que esta entero – lo jalaron de las piernas y lo arrastraron un poco luego lo levantaron en vilo, Antonio empezó a vomitar, supo que era su fin y lo venció el miedo, lo llevaron caminado amarrado de las manos jalado por un soldado a caballo hasta Yahualica. Ahí lo juntaron con otros dos que agarraron de los fugitivos uno se cayó del caballo porque iba en ancas el otro iba corriendo con un tiro en una nalga y lo alcanzaron luego, luego. Los formaron en el paredón y los fusilaron sus compañeros fueron interrumpidos por la descarga al tratar de gritar el “Viva Cristo Rey”, el recibió la descarga con un nudo en la garganta y paciente espero el tiro de gracia.

El padre marcial recibió noticias del General Urbano Romo - Que valiente hombre me mandaste lástima que me lo malograron luego, luego. Cuentan los hombres que alcanzaron a escapar que no se separo de su posición hasta que se le termino el parque, al parecer hizo muchas bajas. Las madres de los otros hombres piden les des cristiana sepultura a los caídos, los federales ya se fueron de la zona y ya recogieron los cuerpos de la cañada y descolgaron a los fusilados – el padre marcial se apeo a un burro se puso la sotana arriscada debajo de la camisa y del pantalón, esa era la parte que le toco de la guerra consolar a los dolientes, sepultar a los muertos, el preferiría estar en el cerro, echando bala. Pero ya nada podía hacer estaba viejo. Pensó en Antonio Romero, lo recordó llorando solo así lo recodaba llorando en el bautizo hace casi cuarenta años y llorando apenas hace unos días durante su confesión, sintió vergüenza como si lo hubiera engañado - lo mande a la muerte y quién sabe si dios se apiadara de él - pero este hombre hizo lo único que sabía hacer, Matar lo dicho, todo es comprar y vender este hombre cambio su habilidad de asesino, por la esperanza de vida eterna. Sintió pena por su pensamiento y continuo el camino sumido en sus pensamientos empezó a dudar, tal vez la guerra no era la solución se ha malinterpretado tantas veces la palabra de dios, en el antiguo testamento dios patrocino tantas guerras pero en el nuevo Jesucristo siempre hablo de paz, hasta que san pablo volvió a hablar con la dureza de un militar, de castigos de beligerancia, se comparo con el doctor Ramírez los dos eran vendedores el doctor vendía salud a cambio de dinero, el vendía esperanza y fe a cambio de una vida eterna que se sostiene en los endebles andamios de la fe, ¿quien le reclama a un medico cuando el paciente muere?, ¿quién puede decir que hizo algo mal?. ¿A quién le entrega cuentas el de las almas de sus feligreses? ¿De los hombres que ha reclutado para esta guerra? sumido en sus pensamientos oyó decir – ¡Quien vive! – Mecánicamente contesto - vive Cristo rey – se arrepintió casi al momento que las palabras salieron de sus labios vio un uniforme de soldado y escucho una detonación, caía de bruces en la tierra, mientras el chiquillo que lo acompañaba corría fuera del camino despavorido, sintió su sangre en sus manos se tocaba el vientre con dolor, alcanzo a escuchar que un soldado le preguntaba al otro - ¿porque le disparaste? – Este contestaba con voz temblorosa - me dio miedo, es que así nos gritaron los que nos dispararon en la cañada, después su mirada que no podía levantarse más, se quedo fija en un par de botas militares, cuando lo levantaron ya no quedaba en él ni un rescoldo de vida.