jueves, 21 de enero de 2010

El Mitómano

Nunca dejes a un hombre enojado solo con sus pensamientos… se le van a ocurrir puras pendejadas - Dijo la abuela Isela. Su madre salió de la casa ofendida, con el chiquillo, jalándolo del brazo estirándolo a los límites de la física, Fabián volvió a ver a la abuela muy seria en el dintel de la puerta, pues la inercia lo puso de espaldas con su madre por un instante, caminaron a de regreso a casa, su madre iba hablando sola – mi propia madre – decía para sí – ¡mi propia madre se pone de su parte! – caminaron unas cuadras mas y en la esquina de la cuadra se detuvo, dio vuelta a la derecha en vez de seguir hacia a la casa propia, rumbo casa de su prima, lloro en sus brazos un par de horas, tomaron café, hablaron mal de los hombres en general y después en particular de los que cruzaron por sus respectivos caminos. Fabián sentado en el piso jugaba con unos cucharones que le fueron prestados como improvisados juguetes, atento escuchaba cada detalle mientras fingía seguir jugando con sus improvisados instrumentos. Todavía recordaba ese día, le parecía el ultimo recuerdo real de su existencia. Cuando llegaron esa noche se enfrento a la realidad de ser a partir de ese día un hijo sin padre. Porqué su padre no regreso nunca, dejo una nota en el refrigerador. Una nota que él nunca leyó, de la cual imagino tantas veces su contenido.

No podía recordar sus primeras mentiras, fue un niño huraño, que escuchaba más de lo que hablaba, quien lo conoció después no lo creería. Pero esa personalidad, “el fuera de lugar” al que nadie notaba, le permitió coleccionar historias, esas mismas historias que alguna vez contaría como propias, aderezadas con situaciones de mentiras con conexiones a otras historias, para formar una cadena de mentiras, esas mentiras que formaron su pasado que lo definieron, un personaje de mítico. Su adolescencia la paso fingiendo ser otro, no entendía todavía por completo el complejo poder de la mentira. Caía en excesos y olvidaba la conexión de lo dicho antes con lo reciente, así se contradecía y se volvía victima fácil de quien presta un poco de atención, además no tomo en cuenta que la gente que duda se informa, va a la fuente y descubre la mentira que expone al ridículo a quien la profirió, aprendió también que las mentiras no podían ser tomadas de las películas, de las revistas o de los libros, ya que siempre se corría el riesgo de que alguien encontrara la referencia, tomaba ideas, pero estas eran cambiadas hasta ser plagios prácticamente imposibles de rastrear. Fueron largos años de aprendizaje y en estos triunfaron sus primeras mentiras, que no pudieron ser desveladas, comenzó a contar historias de su padre, a quien apenas recordaba. Lo hizo testigo protegido, criminal fugitivo, héroe de guerra, espía internacional. Algunos no le creían, al principio las historias eran difíciles de tragar, pero con el tiempo aprendió a ser consistente. La gente le empezó a creer, el problema es que lo conocían. No podía ahondar demasiado en sus fantasías mitómanas, pero al paso del tiempo fue conociendo nueva gente que no sabía nada de su pasado, así se forjo un pasado de mentiras, toda una vida de novela y cuando salió la oportunidad de trabajar en otro estado, no cabía de felicidad. Al fin iría a un sitio donde nadie lo conocía, donde todo lo que dijera podría ser tomado como realidad.

En Aguascalientes conoció a Karina, ella lo entusiasmo desde un principio pero jamás lo tomo en serio. A ella le gustaban dos cosas: el dinero y el poder, las dos estaban en manos de Juan Carlos Salvatierra, el se estaba haciendo un nombre en el cartel Valenzuela. “El Salva” tenia buena reputación y mejor relación con los Valenzuela. Ellos confiaban en él. Juan Carlos pronto hizo amistad con Fabián, una vez llego a una cena en un mesón en la que le pidieron a Fabián que contara sus aventuras, conto aquella en la que recibe tres balazos en una sola pierna, la bala de la pantorrilla entro y salió, con un torniquete improvisado con sus calcetines se vendo y regreso al tiroteo ahí lo volvieron a herir en el muslo, la bala entro y salió, esta vez el vendaje se lo hizo desgarrándose la camisa. Regreso al final cuando ya todos corrían para recibir el ultimo impacto que por cuestiones de adrenalina no sintió, pasaron dos semanas para que se diera cuenta, cuando en una sesión amatoria tuvo un espasmo de dolor, porque traía alojada en una nalga una bala de .9mm. ¡Y el que había pensado que había sido un rozón! Esta era una de tantas historias, todas falsas que contaba con los amigos, mientras la contaba no pudo evitar ver la mano de Karina acariciando a la de Salvatierra. Pero nada podía hacer, había dejado su trabajo decente mal remunerado por el de asistente de sicario y Salvatierra era nada menos que su jefe, y pensar que él fue quien le presento a Karina. Ella entretuvo a Salvatierra un par de meses, después la termino abruptamente, Fabián fue testigo del brutal trato que “el Salva” le dio en las últimas borracheras, cuando la humillo en público y la abofeteo en su presencia, solo pudo rechinar los dientes y apretar los puños. El sabia su lugar y ni el amor o lo que fuera que sentía por Karina pudo cambiar la escena, se retiro cubriendo las espadas de su tiránico jefe.

Regresó a Guadalajara, al sepelio de su abuela Isela, a ver llorar a su madre desconsolada, pidiendo perdón a su Madre muerta por el abandono. No encajó aquí, por no dejar contó historias a sus primos de su falso trabajo ejecutivo. Pero sin la pasión que solía ponerle a sus relatos falsos, no sentía interés alguno en ser creído por los demás, solo esperaba dejar tranquila a su madre para poder regresar a Aguascalientes, su jefe estaba en Guadalajara de negocios y en un par de días regresaría con él. Su madre se acercó y le pidió al oído tomándolo del brazo y llevándolo a un lugar más apartado, que se dejara de mentiras – aquí todos te conocen, así no hagas el ridículo, estamos aquí por tu abuela, no por ti – se retiro molesto. Al día siguiente fue al hotel a buscar a Juan Carlos pero ya no lo encontró con vida, él y su sequito ya estaban muertos. La policía interrogaba al que se aceraba, así que guardo prudente distancia, perdido entre los mirones que trataban de averiguar porque había tantas patrullas y tantos agentes en el restaurante del hotel. En su casa materna espero, no sabía a dónde ir, no era fácil regresar sin su jefe, no sabía quien se había quedado a cargo de sus funciones, hasta que el jarocho fue a buscarlo. Lo encontró tomando en un Tugurio de la calzada. Sentado en mesa su mesa de pista lo encontró con una bailarina sentada en sus piernas, el había ido al baño y al regresar el jarocho estaba ahí, lo miro sin sorpresa y le dijo – pedí un whiskey, ya sabes que a mí no me gusta la cerveza – la dama se levanto como si estuviera esperando su presencia para iniciar la retirada, el jarocho deslizo un billete por sus manos – el patrón está contento, demostraste tu lealtad, pero prende tu celular que ya nadie te está buscando y regresa a reportarte, que hay nuevos encargos para ti – lo miro y le extendió una sonrisa, sus dientes pelones contrastaban con el moreno intenso de su piel, se levanto y se fue.

La sangre de Fabián estaba helada, había cometido lo que podría haber sido un grave error, su celular se descargo y en el sepelio lo puso a cargar apagado y cuando supo de la muerte de Salvatierra, no se atrevió a volverlo a encender. Regreso con prisa a casa encendió su celular y paso ver las llamadas perdidas, todas de Salvatierra, observo el registro eran de el día de su muerte. Después leyó los mensajes: “lleva a S al restaurante de la PB” - “Pon a S en la ventana” – “ok, Piérdete unos días no caigas lejos del árbol”. Todos los mensajes firmados con la clave de V4, ¡no podía creer su suerte!.

De regreso en Aguascalientes supo que Salvatierra había cambiado de bando, que fue a Guadalajara a negociar los términos de su nueva filiación y que negociaba con esa banda con nombre consonante las condiciones de un trato para ceder territorio. Su error salvo la situación, no hubiera tenido la sangre fría para llevar al restaurante a su Jefe, le tenía un temor que lo paralizaba, Salvatierra lo habría notado en sus ojos, lo habría obligado a escupir todo lo que sabía, todo se habría echado a perder y a estas horas el seria cadáver, su habilidad para mentir se limitaba a casos en los que no tenía ninguna presión, era débil y lo reconocía. Habían confiado en el, los otros dos que acompañaban al Salvatierra eran sus leales desde la infancia, lo idolatraban, nadie habría pensado en pedirles lo que a él le pidieron, eran sus guaruras más leales y estaba implícito que eran parte de la escisión. Pero las circunstancias lo ayudaron y su regreso triunfal a Aguascalientes lo celebraría con una nueva mentira. Esta sería una epopeya la historia del embuste perfecto, de cómo convenció a salvador, cómo asigno la silla, su engaño final para estar fuera de la escena en el momento del crimen, su coartada perfecta, lo único que hubiera sido mejor – dijo a sus oyentes - es que los jefes hubieran tenido la confianza de pedirle a él ser el ejecutor.

La siguiente vez que vio a Karina todo fue distinto, ella lo miraba con admiración, encontró en él a su caballero de armadura brillante. Salieron a cenar a los pocos días, la lengua de Fabián se soltó – ¿sabes porque lo hice?, era mi jefe y pude haberle sido leal hasta la muerte, pero te hizo daño y yo eso nunca pude perdonárselo - conto entonces una de sus historias, la de su anterior novia aquella que vivió en Guadalajara y la razón por la que se fue de ahí - ella murió de larga enfermedad, pero la ame con toda mi alma – dijo a Karina con seriedad - ahora está enterrada en el panteón de Belén y literalmente parte de mi esta en esa tumba pues en mis esfuerzos por evitar su muerte le trasplantaron mi riñón, que comparte con ella esa tumba – Karina se entrego a él con tal pasión que le dio la seguridad que nunca había tenido. Su carácter empezó a mostrar una fuerza y determinación nueva que contrastaba con la figura gis que siempre había sido, y empezó a coordinar, a mandar gente a hacerse notar en la organización, ahora le temían y le respetaban y los Valenzuela confiaban en el.

Pero en el fondo eran todavía endebles los cimientos de su personaje y Karina por su cercanía fue la primera que lo descubrió, le hizo notar las inconsistencias de sus mentiras el contaba tantas historias de sus balaceras y no guardaba en su cuerpo ninguna herida, las explicaciones de cirugías cosméticas para evitar su reconocimiento no lo convencieron ni a el mismo. Y el día que se enfermo de los riñones no tuvo argumentos para justificar el hecho de tener un par. Al dejar de creerle le empezó a faltar el respeto y en la peor de las ironías le empezó a mentir, ni siquiera se esforzó por tramar buenas mentiras, al poco tiempo, para evitar seguir siendo el hazmerreir de propios y extraños la tuvo que dejar ir, el daño ya estaba hecho, todo mundo sabía de sus infidelidades. En congruencia con sus tantas historia el debería haberla matado, pero él no era así, no tenía sangre fría.

La segunda visita del jarocho fue otra vez en una cantina, esta vez de Aguascalientes, el mismo molesto sistema, lo encontró en su mesa al salir del baño bebiéndose un whiskey, y sonriéndole como idiota – van a venir por ti – ¿quiénes? – Pregunto Fabián angustiado – los federales - respondió el jarocho taciturno - necesitan aprender a un capo y los jefes decidieron que vas a ser tú, esta va a ser tu prueba de fuego, no va a ser algo fácil como lo de Guadalajara, te van a juzgar y te van a hallar culpable - Esta vez se quedo, bebieron juntos una botella y en los últimos tragos Fabián lloraba desconsolado – no te preocupes no nos vamos a olvidar de ti vamos a ayudar a tu familia y con suerte saldrás en el próximo sexenio. El juicio duro poco menos de seis meses, por desgracia entre los agravantes estuvieron muchas historias de crímenes que solo existieron en su imaginación, pero que a estas alturas eran del dominio popular, por obvias razones no pudieron ser comprobadas pero afectaron su imagen para poder presentarlo como un sicario, la prensa comentaba las historias de tantos tiroteos en que participo y de tantas muertes que debía. Delitos contra la salud y portación de armas exclusivas del ejército fueron los únicos delitos comprobados, pero los fiscales prometieron que harían extensas investigaciones para probar los demás delitos de su pasado. Al ingresar al reclusorio se sintió resignado recordó las últimas palabras que le dijo el jarocho a la salida de la cantina – ¿crees en las coincidencias? – sí, contesto balanceándose pero sin ninguna duda – no deberías, ¿recuerdas aquella vez en Guadalajara, cuando nos encontramos en el congal?, me habían enviado a seguirte. Iba a matarte si hacías alguna pendejada.

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